¡Espíritu Santo! ¿de dónde proviene? y ¿cuál es su obra?

Espíritu Santo

El Espíritu Santo

4Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.

5Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.

6Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.

7Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.

1 Corintios 12:4-6

La Biblia nos enseña que todos hemos sido bautizados por un mismo Espíritu, esto, dándonos a entender sobre el Espíritu Santo viniendo a habitar en el corazón de cada creyente.  Por eso la palabra de Dios nos exhorta a procurar como hijos de Dios, la llenura del Espíritu:

Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. 

1 Corintios 12:13

Es que la obra del Espíritu Santo es vital en la vida del creyente, sin el cual el cristiano no tendría poder para vencer a los enemigos que batallan contra su alma, pues podría inclusive conocer toda la Biblia de memoria y hallarse indefenso ante las artimañas del maligno.

 La obra del Espíritu Santo

Sin la intervención del Espíritu, ungiendo a la palabra de Dios para que esta se torne viva, esta palabra solo será letra sin vida.  El Espíritu siempre “usará” a la palabra para perfeccionarnos y para guiarnos; y es por ese motivo que continuamente la Biblia nos exhorta: “el que tiene oído, oiga lo que el Espíritu le dice a la iglesia”. “El que tiene oído...” es aquel cristiano que ha alcanzado madurez espiritual, el que siempre le ha permitido al Espíritu estar en toda su plenitud morando en su corazón, el que se ha guardado de contristarlo.

El espíritu que da vida a todos los seres vivientes procede del Espíritu Santo, y es que la obra primordial del Espíritu tiene que ver con la formación y sostenimiento de la vida, no solo humana, sino también de toda la creación. 

En cuanto a la formación y sostenimiento de la vida tanto en el cielo, como en la tierra y debajo de la tierra, esta obra le corresponde en la Deidad Eterna, al Espíritu Santo; el mover del Espíritu es vital para que Dios por medio de su palabra cree.

Ahora el Espíritu Santo está presente en la iglesia de Cristo, su mover estará limitado conforme al conocimiento y a la fe con que actúe el pueblo de Dios.  Nuestro Padre Eterno quiere actuar en favor nuestro, pero el desconocimiento de su palabra y la falta de fe imposibilitan la obra del Espíritu.

Como pueblo de Dios debemos entender que quien está en medio de la iglesia, en la vida de cada creyente, es el mismo que forjó a los principados y potestades en los cielos, el formador y vivificador de todo cuanto existe en el universo; sea lo visible y lo invisible de la creación.

El Espíritu de revelación, se está moviendo, porque este es el tiempo que el Señor escogió para mostrar esa sabiduría oculta, la cual Él predestinó antes de los siglos para nuestra gloria; pero es importante entender que ahora somos una nueva creación, creada no según la carne sino conforme al Espíritu, el cual nos quiere llevar hacia una verdadera perfección, hacia la medida de la estatura de Cristo.

Toda revelación en cuanto a la buena voluntad de Dios para con cada uno de sus hijos, se hace manifiesta mientras mayor sea el conocimiento que alcancemos en el estudio de su palabra; y el Espíritu de Dios podrá llevarnos a tener verdadera sabiduría de lo alto, ciencia del cielo que hará de cada hijo de Dios, un ser diferente, dignificado en Cristo para formar parte de la familia del reino de los cielos.

La obra del Espíritu se hará realidad en la vida de un hijo de Dios, siempre y cuando éste le abra por completo su corazón y esté dispuesto a oír sus consejos.  El Espíritu Santo, se está moviendo en tu mente, en tu corazón, en tus ojos, en tu boca, en tus oídos y en todos tus sentidos; si te dispones Él va a comenzar a operar; va a sacar todo aquello que impide que disfrutes una vida cristiana a plenitud, conforme es la voluntad del Señor.

La renovación del Espiritu

La regeneración y la renovación

Entonces, veremos al Espíritu en su obra primordial en la iglesia, la cual es primeramente la regeneración y renovación del corazón del hombre; la Biblia también llama a esto “circuncisión del corazón” o “nuevo nacimiento”.

 La regeneración no es otra cosa que el cambio espiritual que el Espíritu Santo produce en el corazón del hombre, por el cual transforma la naturaleza pecaminosa para que pueda responder a Dios por medio de la fe y vivir de acuerdo con su voluntad.

Esta operación espiritual, abarca la totalidad de la naturaleza del hombre, pues altera la disposición que lo gobierna, ilumina su mente, libera su voluntad y renueva su naturaleza.

5nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,

6el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador,

Tito 3:5-6


Solo la regeneración y renovación obrada por el Espíritu Santo hará posible el cambio y transformación de la mente y conducta del hombre; el Espíritu dirigirá su espada en operaciones espirituales que muchas veces serán dolorosas para extirpar todos esos cánceres arraigados en fortalezas de maldad en nuestros corazones.

El creyente que esté dispuesto a que el Espíritu lo perfeccione, debe de saber que cuando una situación se presenta en su vida en la cual estén involucrados: familiares, amigos, hermanos de la iglesia o el pastor, y que le causen mucho dolor; no debe de entrar en guerra contra ellos, ni querer apartarse de los caminos del Señor; más bien debe levantar su mirada hacia el trono de la gracia y reconocer desde lo profundo de su corazón, que esa situación dura que está pasando corresponde a que se encuentra en el quirófano espiritual del Espíritu Santo, donde está siendo sometido a una operación del corazón de donde se está extrayendo cánceres  de  orgullo,   vanidad,   soberbia,  lujurias,  malicias. Como ejemplo de su práctica, tenemos la ministración del Espíritu que hacían los primeros discípulos.

El bautismo del Espíritu Santo

1Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos,

2les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.

 3Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan.

 4Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.

 5Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. 6Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.

Hechos 19:1-6

 

En este mismo libro de Los Hechos, encontramos otro registro que confirma que, al creer en el nombre del Señor, se obtiene solo la promesa el Espíritu; pero que, bajo la imposición de manos por siervos llenos también del Espíritu, éstos pueden en oración hacer que los que han creído, no solo tengan la promesa, sino que reciban al Espíritu.

14Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan;

15los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo;

 16porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús.

 17Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. 

Hechos 8:14-17

 

La ministración del bautismo con el Espíritu Santo debe de ser una prioridad en el creyente.  La iglesia y sus ministros deben preocuparse de que cada cristiano no solo reciba el bautismo en agua, sino también el bautismo con el Espíritu Santo.  Esta es la verdadera doctrina enseñada en la iglesia de Cristo, y que debe de ser puesta en práctica enseguida.

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